Los primeros meses del año mostraron una importante recuperación en el comercio internacional, sin embargo, a mediano y largo plazo, el país perdió un tercio de su participación en el total de los envíos de América Latina.
Las exportaciones de los países de la región crecieron más que las argentinas
Las exportaciones argentinas se recuperaron generosamente en el primer semestre de 2021, comprándolas con el mismo periodo de 2020. Buen resultado de corto plazo. Pero, en realidad, mirando el largo plazo, no hacen más que volver desde bajísimos niveles anteriores para mantenerse en un “sube y baja” no muy favorable observado en los últimos años. Es un movimiento que se ensambla en una tendencia de más extenso alcance: asistimos a una alarmante pérdida de participación relativa de las exportaciones argentinas en el total latinoamericano.
El análisis de cortísimos períodos impide analizar la mas contundente visión de una tendencia. Por eso aparece como esclarecedor que, al observar los últimos 40 años (desde 1980 hasta 2020), las exportaciones argentinas de bienes y servicios perdieron 30% de su participación en el total mundial y -peor aún- perdieron un 33,8 % (osea alrededor de un tercio) de su participación en el total latinoamericano.
Y si, en lugar de analizarse al total de exportaciones de bienes y servicios sumadas, se estudia solo la evolución de exportaciones de bienes físicos la performance es similar.
La evidencia muestra, por lo tanto, una tendencia. Y es decreciente. No solo en relación con el mundo sino en relación con la propia región (Latinoamérica). Una tendencia que además se agrava en los últimos años.
Obsérvese que -como consecuencia de lo referido- se constata una diferencia creciente (en perjuicio de la Argentina) entre los resultados individuales en las exportaciones de otros países en nuestra región (según datos oficiales de cada país y del banco Mundial). Así, México y Brasil exportaban en 1980 poco más del doble que la Argentina y en el último resultado anual Brasil casi cuadriplica a la Argentina y México la septuplica. Mientras tanto, además y consistentemente, Chile superó a la Argentina en 2020 (también lo había hecho en 2018) cuando en 1980 apenas exportaba el 60% de lo que vendía la Argentina al exterior. E incluso puede mencionarse que Perú, que exportaba el 45% del total argentino en 1980, hoy llega al 85 % del número local.
En 1980 las exportaciones argentinas representaban 7,99% del total latinoamericano, creciendo hasta el 8,34% de ese total en 1990. Después comenzaron un descenso que mostró 6,76% del total regional en 2000; luego 7,30% de aquel total en 2010 (en la primera década del siglo hubo una recuperación para volver a la curva a la baja después), generando ya solo 5,72% en 2019 y 5,29% del total latinoamericano en 2020.
En el ultimo registro anual la Argentina (sumando exportaciones de bienes y servicios) quedó cerca de la cifra de 65.000 millones de dólares de ventas externas. México, en tanto, exportó en el último dato oficial anual casi 435.000 millones. Y Brasil lo hizo en caso 240.000 millones de dólares. Chile llegó a poco menos de 80.000 millones y Perú asciende ya hasta casi 55.000 millones de dólares.
Esta diferencia entre exportaciones de los demás países y las argentinas, por otro lado, se ha exacerbado con un descenso argentino -en la participación en el total latinoamericano- en la recién terminada última década.
La Argentina -por ende- no solo ha caído en sus exportaciones comparándose contra si misma (en 2011 -si se adicionan las exportaciones de bienes y servicios- había exportado casi 98.000 millones de dólares) sino que ha perdido relevante incidencia en el total regional.
El desafío futuro es, al menos, recuperar terreno. Volver a una participación en el total regional acorde al que nuestro país tenía hace 20 o 30 años. Y, para que ello se logre, no se requiere solo una mejora en la política de “promoción comercial”. Se requiere más.
Principales requisitos
Primero en el frente interno: ordenar la macroeconomía, alivianar el entorno regulativo, apaciguar el ambiente político, acceder a previsibilidad y garantías de futuro no sometido a condiciones aleatorias. Luego, en la política exterior, será preciso una mayor internacionalidad del Mercosur, que es, de la veintena de acuerdos regionales comerciales que hay en el mundo, el que menor ratio exportaciones/PBI ha conseguido: 14.9%, contra un promedio de todos de 33% en el último registro prepandemia (con casos como el ASEAN que llega a 51%, el SADC en África que logra 35%, o la Alianza del Pacífico que consigue 32%).
Además será una necesidad mejorar condiciones de salida y acceso de empresas y productos argentinos a mercados externos reduciendo obstáculos locales (retenciones a exportaciones, brecha cambiaria, complejidad burocrática) y trabas externas (las exportaciones argentinas pagan en el acceso a mercados un promedio de arancel que es 50% mayor que el de nuestros competidores debido a nuestra escasez de acuerdos de apertura comercial recíproca). Y, adicionalmente, será útil participar de nuevos espacios que se irán creando en la búsqueda de cierto ordenamiento internacional
Pero hay algo más y muy relevante: habrá que trabajar en mejorar la oferta exportable. Nuestro problema no es de baja demanda. Las exportaciones en el planeta crecerán en total este año (según la OMC) un 8%. Pero la economía mundial que viene es más exigente. Y requerirá más empresas internacionales calificadas que meros productos atractivos.
Por ello, las exportaciones argentinas solo crecerán para recuperar terreno si son parte de un entramado integral de negocios trasfronterizos: inversiones, alianzas virtuosas, conocimiento productivo, prestación de servicios recíprocos, participación en estrategias comunes, desarrollo de habilidades específicas verticales y atributos horizontales.
Por La Nacion por Marcelo Elizondo.