“Desde 2005 a 2019 las exportaciones argentinas de semilla forrajera se multiplicaron por ocho”. El dato lo brindó la semillera Gentos, luego de una serie de talleres virtuales en donde se discutieron las últimas novedades en producción de semilla de alfalfa, festuca, raigrás, trébol blanco, lotus, vicia, trébol rojo, agropiro y pasto ovillo.
En los distintos encuentros, se intercambiaron experiencias y resultados de ensayos sobre nutrición, uso de reguladores de crecimiento, pastoreo, riego, fecha de siembra, cosecha y post-cosecha, con una asistencia de más de 600 productores.
Según el informe de la compañía, con destinos diversos “este crecimiento estuvo justificado principalmente en dos desarrollos simultáneos: la obtención de cultivares adaptados a las demandas del mundo y los adelantos tecnológicos y de manejo en producción de semillas”.
Para la firma de Balcarce, esto último tuvo (y tiene) una particular importancia debido a lo complejo que resulta producir semilla de estas especies: “A diferencia de cultivos como el trigo, soja o maíz, el foco del mejoramiento no está puesto en la cantidad de grano producido sino en la cantidad de forraje. En consecuencia, producir semilla en cantidad y calidad requiere manejos y tecnologías muy particulares”.
En este sentido, consideró que los volúmenes actualmente producidos por la región se alcanzaron gracias al aumento de los rendimientos potenciales (debido al correcto manejo de los cultivos), a su vez que por la mejora en las eficiencias de cosecha (debido a la incorporación de tecnología y su correcta utilización).
“Estos avances permitieron que actualmente la Argentina y Uruguay compitan con las principales regiones productoras de semilla del mundo, como Oregón (Estados Unidos), Dinamarca, Australia y Nueva Zelanda. Si bien estas regiones tienen mayores rendimientos potenciales, sus costos productivos son más elevados, lo cual representa una ventaja competitiva para la industria local”.
En este contexto, la compañía destacó que el desarrollo que ha tenido el negocio de producción de semilla forrajera se asocia fuertemente con el proceso de profesionalización que han tenido los productores, que durante este período se han capacitado sobre las particularidades que tienen estas especies.
La firma señaló que viene generando conocimiento de manera local con un área especializada en la investigación y desarrollo en producción de semilla.Por último, detalló que se trabaja de manera colaborativa con organizaciones de Estados Unidos y Nueva Zelanda, con proyectos conjuntos de investigación y viajes de intercambio entre colaboradores.
Por La Nación