Incertidumbre sobre la licitación de la Hidrovía: exportadores esperan la prórroga del contrato actual

Se trata la principal vía para la salida de las exportaciones del campo argentino. Cerealeras, sindicatos, puertos privados y otros actores, en vilo.

 

Mientras el país apuesta a una fuerte cosecha y a la recuperación de los precios internacionales de los commodities para garantizar el ingreso de los dólares que necesita la economía, en el sector agroexportador se acentúa el sentimiento de incertidumbre.

La razón es la indefinición sobre el futuro de la concesión de la Hidrovía Paraguay-Paraná, trazado fluvial que facilita la salida del 80% de las exportaciones agrícolas de la Argentina. Faltan menos de 20 días hábiles para que finalice el contrato actual y las autoridades nacionales no lograron hasta el momento plantear un horizonte de previsibilidad para empresas, trabajadores y gobiernos provinciales.

 

Por qué preocupa la Hidrovía

La actual operadora de la vía navegable es Hidrovía SA, una empresa compuesta por la dragadora belga Jan de Nul y la firma nacional Emepa, que se encarga del balizamiento.

Tras 25 años de operación, el contrato actual vence el 30 de abril y todavía el Estado no tiene listos los pliegos para la próxima licitación. Recién serían presentados entre junio y julio.

Luego, el proceso de la licitación demandaría unos 180 días hábiles administrativos, los que equivaldrían a unos 8 meses reales. En otras palabras, recién a comienzos del año próximo la nueva concesión de la estratégica Hidrovía estaría resuelta.

Esto, claro está, si no se repiten las idas y vueltas –que hasta incluyeron la idea de una estatización-, indefiniciones y yerros que demoraron el proceso hasta ahora.

En el medio, se pone bajo una innecesaria tensión a un sector estratégico para la Argentina. Las compañías agroexportadoras que utilizan el sistema y unos 500 trabajadores directos del gremio de dragado que opera en la vía fluvial (además de otros tantos indirectos), se preguntan cómo se garantizará la navegación.

 

 

Una transición que necesita decisiones

Con una nueva licitación que viene por un camino lento mientras las exportaciones necesitan concretarse de manera urgente y sin frenar un solo día, se impone la prórroga de la actual concesión de Hidrovía SA.

Cerealeras y puertos privados se encuentran en semanas críticas debido al advenimiento de la cosecha gruesa, a la vez que avizoran una bajante del río que hace ineludible la continuidad de las tareas de dragado.

Fuentes del sector argumentan que un cambio de operadora en este momento sumaría complejidad y dudas a un esquema que hoy se desenvuelve de manera aceitada. De hecho, los exportadores están satisfechos con el mantenimiento de la vía navegable y dan por sentado su correcto funcionamiento.

Atento a esta situación, el Ministerio de Transporte dejó entrever que se prorrogará la actual concesión durante los próximos meses. No obstante, falta todavía la decisión en firme.

El próximo 26 de abril se reunirá el Consejo Federal de la Hidrovía (CFH) y se espera que la cartera dirigida por Mario Meoni no deje pasar la oportunidad para brindar precisiones sobre cómo continuará el proceso.

Por lo pronto, según esperan los exportadores, el dragado continuaría en manos de la compañía belga Jan de Nul, dado que son pocas las empresas en el mundo con los equipos y la experiencia para realizar este trabajo crítico.

Pero –según trascendió en las últimas semanas– al confirmarse el período de transición podría producirse un cambio en la responsabilidad de las tareas de balizamiento que realiza la firma Emepa, del empresario Gabriel Romero.

Ocurre que en 2018 Romero declaró en Comodoro Py haber pagado u$s600.000 por un decreto presidencial de Cristina Kirchner para dar continuidad a su negocio. Semejante afirmación, realizada en el marco de la causa de los “cuadernos”, hace que crezcan las resistencias en el kirchnerismo y también genera cautela en Jan de Nul. La empresa europea no quiere ser salpicada por un escándalo que involucra a terceros.

De hecho, versiones indican que de cara a la prolongada transición que se viene, la dragadora belga podría conformar una nueva UTE (Unión Transitoria de Empresas) con otra empresa que se encargue del balizamiento. Podría ser una compañía nacional o el propio sindicato de Dragado y Balizamiento, que cuenta con el know how necesario.

En todo caso, para todos los involucrados resulta claro que si el Gobierno quiere garantizar la entrada de dólares este año, deberá dar pasos firmes y sobre territorio seguro para que las exportaciones se concreten. Para eso, el funcionamiento de la Hidrovía Paraguay-Paraná es clave.

 

Por Iprofesional

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